lunes, 2 de febrero de 2015

Dois de fevereiro




Si fuera hoy la llovizna
tu caricia me haría entero como un árbol
como un sol que por sus ramas se derrite
y tiembla.
Me haría bueno
cálido me haría imagen.
Pero soy solo este mar que merodea
y no importa que no tengas ojos para verme
manos para tocarme
piernas para andarme
sos la piel que me estremece
el cielo que me toca
la ciudad que no duerme
la que me muerde
boca de innumerables palabras
lengua de miradas constantes
el hierro que me talla
la batalla
la canilla que gorjea
el sillón desprevenido.
Pero no soy la llovizna, digo
soy solo este mar que merodea
y mi rodilla duele y se acalambra
y entonces la caricia vuelve
tibias las mañanas
y las flores nacen
y el sol calienta
y las frutas maduran
y los caminos andan
y las orugas se aquietan
y tu piel me devuelve
me inocenta
me hace enjambre
me aguijona en el momento exacto
en que llovizno y buscan
asidero azul
donde salvarse...

las mariposas.