Como no ser el mar, si mi paisaje es de fuego,
como no ser hereje si giro en torno de mi,
de mi blasfemia,
de mi cordura
de mi blandida espada que rasga el fondo de ese mar que me navega
y pájaros pasan pidiendo perdón
mientras corajes aglutinan en tormentas
que ceden al más humano corazón que se le planta
y lo envenena con tanta vida
tanta conjura
tanta bandera a media asta
que ayer no alcanza para cubrir el todo
o el corazón que le hace mella
en el costado donde le duele
donde le place
donde le clava
donde le brota y chorrea mares de amores malencontrados.
Como no ser el fuego si mi paisaje es de mar,
como no ser creyente si giro en torno de otro ,
otro color
otro horizonte donde no hay arma que me defienda
y es el desierto todo de arena
todo cuidado,
todo futuro
donde me ajeno y no me completo
y miro el tiempo
y no dice nada,
nada de luz
nada de hoy,
ni de mañana
que ya es de noche
y tengo sueño
y tengo sed
y un agujero a mi costado
casi tan grande como la ausencia
como el mismísimo mar que me nombra
y no me contiene.
Fuego y mar,
inasible
perpetuidad
en
la
que
oscila
el
silencio.
30-12-2012